Poema a mi Madre
Las manos de mi madre son limpias y muy suaves,
ellas cosen, bordan, tejen y remiendan.
Con sus manos me acaricia y me consuela,
cura mis heridas y enjuaga mis lágrimas.
El alma de mi madre es pura y transparente,
ella es muy creyente y por eso siempre hace que
lo imposible se torne factible, porque quien tiene
a Dios, nada le falta y todo lo puede.
Mi madre hace que lo simple y sencillo se torne
bello y festivo y si tengo una gran pena me enseñó a
rezar, es por eso que en su sonrisa siempre encuentro el perdón.
Con ella lo cotidiano se torna en mágico.
La dúlzura de sus ojos borran mi tristeza y mi dolor,
y su canto es mi cantar, porque con su boca y sus
acciones honra a mi padre y ha sido con su boca
que me enseñó a rezar...