Mi regalo para hoy
Hoy al regreso del aeropuerto luego de dejar a mi hermano que va a iniciar en otro Estado mucho más al norte, su trabajo como profesor en otra diferente Universidad de las dos del Sur en que ha enseñado. Comenzará con nieve y frío, solo y sin conocer a nadie, pero con una gran voluntad y un espíritu de servicio tan propio del que guarda a Jesús en su corazón (tal y como mi madre se lo inculcó). Reflexionando en ello sentí tranquilidad y al mismo tiempo pensé en mis hijos y en lo vulnerables que son al no tener esta fortaleza. Vergüenza en mí que no he sabido hacerlos fuertes. Me dirigí a la iglesia, necesitaba hablar con uno de los sacerdotes, pero todo estaba cerrado pero como la Virgen siempre guía mis pasos, fui a la capilla y oré a los pies de Nuestra Madre, lloré por las preocupaciones que me embargan y que a punto de finalizar el año; parecen no superarse, muchas decisiones que implican fuertes cambios pero que definitivamente hay que hacerlas. Yo sé que sólo ella me da...