Cuidado con la Hipocresía
Quién finge y no muestra su verdadera cara, sino que al contrario acepta situaciones y comportamientos oprobiosos, para estar bien con Dios y con el diablo, en realidad termina estando con el diablo.
La hipocresía mata lentamente nuestra verdadera identidad dada por Dios. Y si usamos esta mascara por un largo tiempo, perdemos conciencia de quien realmente somos y de cuál es nuestro valor verdadero. Aquellos que nos encuentran no ven la persona que Dios creó en nosotros. Así fue que los Fariseos se llenaron de "suciedad y de huesos secos como de los muertos".¿Cuán sucio y muerto estás por dentro? Responde a esto preguntándote: ¿Cuánto del amor dador de vida de Dios estoy experimentando? ¿Está fluyendo de mi tanto, porque me está llenando?
En la primera lectura de hoy, San Pablo diferencia entre aquellos que se distancian de Dios y aquellos que siguen la tradición pasada de los apóstoles. Como Pablo lo describe, la tradición Cristiana es de servicio amoroso: Sin desorden, sin imposiciones sobre los demás, y de trabajo duro en el servicio del reino de Dios. Pablo y su ministerio se preocuparon mucho por las personas que pastorearon, tanto, que les sirvieron incluso en la labor diaria y monótona, día y noche.
Así como nos lo recuerda el Salmo responsorial de hoy, somos los más felices cuando caminamos los caminos de Dios, porque el trabajo arduo de amar y preocuparnos por los demás producirá frutos que podemos disfrutar. Seremos bendecidos por él, seremos favorecidos por Dios.
¿Por qué Pablo nos dice que debemos evitar socializar con aquellos que caminan en un camino desordenado? Porque ¡La hipocresía es altamente contagiosa!
Nos conduce a aceptar comportamientos equívocos y dañinos, el resultado de una moral acomodada, pero no justa ni adecuada.
O Señor, ayúdanos a atrevernos a ser realmente lo que tú nos creaste, para ser - Imitadores de Cristo tu hijo; ¡amén!
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