El Día en que el Sol se Apago en el Cielo

Los Muiscas eran enemigos de todo lo malo.  Siempre habían respetado los consejos del gran Bochica.
"Yo les ayudaré mientras sean laboriosos y honestos", les prometió antes de írse y así fue.  La lluvia nunca falto, semillas crecieron, el Sol calento, las cosechas eran copiosas.  Mazorcas y papas siempre hubo en el altar.
La gente vivía en paz parecía que la maldad había desaparecido, mas no era cierto, sólo se habia escondido, dentro de las almas oscuras en las grietas de las montañas; le tenía miedo a la luz del día, al Sol que Bochica había puesto en el cielo.
Una noche los espíritus de la envidia, de la discordia, de la furia y de la infidelidad resolvieron reunirse. En ese entonces como eran hipócritas no se atrevían a mostrar la cara en el día, y se preguntaban:  Cómo es que los hombres no se pelean, porque andan tan contentos y trabajan todo el día, le agradecen a Dios y respetan a sus mayores y a sus mujeres?.  Esto no puede continuar!  Agregaron:
" Tenemos que hablar con los gigantes de las montañas.  Llevan dormidos mucho tiempo debajo de los Andes, y ya es hora de que se hagan sentir"
Fue así como los espíritus del mal se adentraron en las cuevas donde los gigantes dormían, luego de varias sacudidas los despertaron y cuando ellos se mueven, todo tiembla a su alrededor. Las casas de los hombres se derrumbaron, y éstos ingratos ya no alabarón al gran Bochica.
Los espíritus del mal comenzaron a conquistar a los gigantes con maiz, arepas y mucha chicha.  "Estos les preguntaron a los malos espíritus como podian agradecérseles". Ellos les contestaron; " Queremos que nos demuestren su poder". " Queremos que los hombres vuelvan a nosostros, ! Abran el cerro del Tolima sobre el cual estamos parados y dejen salir el fuego!"
Entonces levantaron piedras y rocas, lanzándolas en todas la direcciones, se abrió la tierra y también tembló,  corrió fuego y la tierra se estremeció.  Los gigantes y los malos espíritos estaban todos contentos. La paz y el sosiego habían terminado para los hombres, y sobre la Tierra reinaban el desorden y la miseria.

Mientras los guardianes celestiales veían todo el caos, olvidaron su tarea principal: cuidar el fuego que mantenía la luz del Sol.  Dejaron apagar las llamas que aclaraban el cielo y la tierra, aumentando así el terror que sentían los hombres.
Los indígenas estaban convencidos de que el fín del Mundo había llegado.  Bochica mientras tanto enviaba truenos y relámpagos para asustar a los malhechores, pero de repente se dió cuenta que empezaba a oscurecer en pleno día.  Dónde estarán los guardianes? De modo que el propio Bochica se puso a la tarea y no permitio que nadie le ayudara e hizo atizar la brasa y el Sol resplandecía de nuevo y en los hombres de la tierra renació la esperanza. Quedó Bochica exhausto con la barba y el pelo chamuscado. Iracundo, llamó a los guardianes, diciendoles, " Los expulsaré del cielo por no haber cumplido sus obligaciones.  Ahora tendrán la tarea de vigilar el fuego del Sol desde la Tierra y esto no se vuelve a repetir, para ello tendrán un cuerpo de pájaro con una cabeza roja y pelada, así como la tengo yo luego de atizar el fuego"
Así fueron creados los Cóndores, aves de majestuosas alas, que al ser expulsados del cielo empezaron a dar vueltas debajo de las nubes.  Sólo sus polluelos nos dan la idea de lo bellos que eran antes del castigo.  Nacen con un plumaje blanco y sedoso que cubre todo su cuerpo, que temporalmente hace recordar la vestimenta que sus antepasados llevaban, cuando vigilaban el Sol desde el cielo.
Bochica luego de imponer orden en el cielo se ocupo del desorden en la tierra, apago el nefasto fuego que todavía brotaba de las entrañas del volcán del Tolima, regando ceniza blanca del cielo para extinguirlo.  Cayó la ceniza sobre los volcanes del tolima, el Ruiz y Santa Isabel, formando una bella capa blanca.

Cuando los gigantes y espíritus del mal vieron que el mismo Bochica se ocupaba de imponer  orden, paz y tranquilidad sobre la tierra, se volvieron a esconder y a pelear entre ellos, en lo más profundo de las montañas.  Bochica les contó a los hombres las razones del desastre y ellos volvieron a creer, pidiendo mantuviera a los gigantes dormidos y alejados de sus tierras a los espíritus del mal a lo que Bochica replico que es tarea de los hombres no albergar a los malos espíritus, por eso luego de tantos siglos parece que en nuestro tiempo los espíritus del mal nuevamente han comenzado a obrar tratando de despertar a los gigantes de las profundidades de las montañas.