Indianapolis

Hace mucho tiempo no me dirigía a ustedes, hoy desde Indianapolis, una bella y gran ciudad les ofrezco disculpa por mi silencio, si bien en gran parte fue debido a que por mi trabajo no podía dedicar el tiempo que me exigía este placer inmenso de conocer el Mundo y platicarles de mis experiencias personales, mis tropiezos y aciertos; mi manera simple de escribir, pero por sobretodo mi deseo de aprender.

Una temperatura hermosa y un canal fluvial, al largo del cual fluye una vida activa, cultural y deportiva. Eso sin hablar de los patos, gansos canadienses, pájaros multicolores, insectos como grillos, también hay muchas flores, vegetación exuberante, lámparas, luces y mucha música especialmente los viernes.

Llegue hace un mes y me encuentro en casa de mi hermano junto a mi madre y hermana menor que espera su bebé, todos esperamos con emoción ese dulce momento será la menor de mis sobrinos y desde ya es muy amada.  Mis hijos ya estan independientes y me ha dado muy duro no tenerlos a mi lado, aunque comprendo que es parte de hacerse hombres y que deben volar de sus propias alas y realizar sus propios sueños, igual los amo y extraño de todas mis fuerzas.

Mientras tanto solo trato de ser útil y vivir para ser feliz y pueda ser que mis sueños de ver a mis hijos, hechos hombres de bien, saludables felices con mucho amor a Dios y hacia ellos mismos.
Ahora disfruto de mi familia, de esos momentos que pasan como relámpagos, me recupero de la tensión laboral, renuncié a mi trabajo, luego de una bursitis y una sobrecarga que no justificaba el daño en mi salud.

Agradezco a mi hermano su gentileza y hospitalidad, a mi madre por su compañía, su comida y sus masajes, a mi hermanita por su generosidad y compartir la esperanza de un sueño que se llamará Esther.

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