"Rodéate de gente que te respete y te trate bien"

                                            Imagen cortesía de Julieta de Jesús.

Guardar la confianza en uno mismo es de vital importancia.  Cuando tenemos un alma blanda y sensitiva a veces sobredimensionamos las cosas, las tomamos a título personal, nos apiadamos de los problemas del otro y queremos resolverles la vida.  Esto es una buena cualidad pero llevada al exceso, resulta que no hacemos el bien y por el contrario nos hacemos daño a nosotros mismos.

Cuando alguíen quiere hacernos sentir insignificantes, muchas veces es porque ellos se sienten de esta manera y lejos de construir o edificar en los demás quieren es destruir y arrasar. Lo indicado es, en caso de que quieras corregir a alguíen, (elogiar en público y corregir en privado) si realmente queremos ayudar a esa persona, no es hacer las cosas por ella o encubriendo o peor evitandole consecuencias.

Para alimentar mi confianza, suelo escribir y desahogarme en las personas apropiadas, también tengo una "cajita de tesoros", en la que guardo poemas y notas de mi esposo e hijos, de compañeros de trabajo y de estudio, de amistades y de mi familia, que me recuerdan mis fortalezas, las palabras de áliento de mi padre, tienen un efecto todopoderoso.

Las personas criticonas, burlonas y negativas, trato por lo general de mantenerlas al margen hasta donde me es posible, yo se que a veces no se puede, es cuando me entrego a Dios por paciencia, tolerancia y compasión, pues por lo general son las que más necesitan, pero eso sí, no hay que permitirles nos maltraten o humillen, tiene que haber respeto y debe de ser recíproco.

En caso de que a alguien se le pega la gana de ofendernos o reconvenirnos en público, no debemos aceptarlo y digo jamás, al permitirlo la primera vez, vendrán más y será un mal hábito que nos mina en la confianza, hay que hacer un cambio significativo con esa persona, y hacer por nosotros de modo a seguir adelante, enfrentar nuestras propias emociones y asumir una actitud de autorespeto.