Los Muiscas eran enemigos de todo lo malo. Siempre habían respetado los consejos del gran Bochica. "Yo les ayudaré mientras sean laboriosos y honestos", les prometió antes de írse y así fue. La lluvia nunca falto, semillas crecieron, el Sol calento, las cosechas eran copiosas. Mazorcas y papas siempre hubo en el altar. La gente vivía en paz parecía que la maldad había desaparecido, mas no era cierto, sólo se habia escondido, dentro de las almas oscuras en las grietas de las montañas; le tenía miedo a la luz del día, al Sol que Bochica había puesto en el cielo. Una noche los espíritus de la envidia, de la discordia, de la furia y de la infidelidad resolvieron reunirse. En ese entonces como eran hipócritas no se atrevían a mostrar la cara en el día, y se preguntaban: Cómo es que los hombres no se pelean, porque andan tan contentos y trabajan todo el día, le agradecen a Dios y respetan a sus mayores y a sus mujeres?. Esto no puede continuar! Agreg...
Precioso y muy verdadero. Sólo te faltó la Diosa.
ReplyDeleteUn saludo chileno/danés,
Ian.
Tienes razón Ian, su autora es Santa Teresa de Avila, ampliare información de esta mujer a quien admiro.
ReplyDeleteUn saludo cordial.